Educar es la profesión más antigua del mundo, pero sigue siendo una tarea compleja aunque apasionante. Al fin y al cabo, nadie nos ha preparado para ejercer de educadores y solemos reproducir lo que han hecho con nosotros. En este sentido, los adultos debemos cuidar mucho los mensajes que, consciente o inconscientemente, comunicamos a los niños y adolescentes.
Así lo indica el psicólogo y terapeuta, Rüdiger Dahlke, que en su libro “Las etapas críticas de la vida” desarrolla el posible diario de un niño de dos años y lo que escucha de los adultos. Sacad vuestras propias conclusiones:
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