
Educar es la profesión más antigua del mundo, pero sigue siendo una tarea compleja aunque apasionante. Al fin y al cabo, nadie nos ha preparado para ejercer de educadores y solemos reproducir lo que han hecho con nosotros. En este sentido, los adultos debemos cuidar mucho los mensajes que, consciente o inconscientemente, comunicamos a los niños y adolescentes.
Así lo indica el psicólogo y terapeuta,
Rüdiger Dahlke, que en su libro “
Las etapas críticas de la vida” desarrolla el posible diario de un niño de dos años y lo que escucha de los adultos. Sacad vuestras propias conclusiones:
- Jueves, 8.10: He tirado colonia en la alfombra. Huele bien. Mamá enfadada, la colonia está prohibida.
- 8.45: He tirado el mechero en el café. Me han pegado.
- 9.00: En la cocina. Me han echado. La cocina está prohibida.
- 9.15: En el cuarto de trabajo de papá. Me han echado. Cuarto de trabajo también prohibido.
- 9.30: He quitado la llave del armario. Jugado con ella. Mamá no sabía dónde estaba. Yo tampoco. Mamá me ha gritado.
- 10.00: He encontrado un lápiz rojo. Pintado en la alfombra. Prohibido.
- 10.20: He cogido la aguja de hacer punto y la he doblado. He clavado otra en el sofá. Las agujas están prohibidas.
- 11.00: Tenía que tomar leche. ¡Pero quería agua! Me he puesto a llorar. Me han pegado.
- 11.30: Roto un cigarrillo. Había tabaco dentro. No sabe bien.
- 11.45: He seguido a un ciempiés hasta debajo de la valla. He encontrado cochinillas. Interesante, pero prohibido.
- 12.15: He comido caca. Sabor peculiar, pero prohibido.
- 12.30: He escupido la ensalada. Incomible. Pero escupir está prohibido.
- 13.15: La siesta. No he dormido. Me he levantado y me he sentado en la colcha. Helado. Helarse está prohibido.
- 14.00: He reflexionado. Constato que todo está prohibido ¿Para qué viene uno al mundo?
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